¡Emprende!

Alvaro Rebollo Ena

Ingeniero de Telecomunicación. Fundador de Los amigos digitales

 

Hace algo más de dos años tenía la oportunidad de tomar la palabra en este medio para escribir acerca de mi experiencia como ingeniero de telecomunicación en el mundo de la música.

No quiero repetirme, así que, si tienes interés, puedes echarle un vistazo a todo lo que comentaba en este link: "La industria de la música, conejillo de indias de la transformación digital" 

Y ahora, de nuevo, tengo la oportunidad de llegar hasta ti para contarte sobre los dos últimos años, que han sido también apasionantes…

Poco después de escribir en la Tribuna del Asociado, cerré mi etapa de más de 15 años en BMG y Sony Music trabajando en áreas siempre digitales (marketing, CRM, streaming…)

De repente me vi de nuevo en el mercado laboral, buscando un hueco en el mundo de la música, que es lo que más me apasiona (mi colaboración en la Tribuna la cerraba con este deseo: “Por muchos años más pudiendo disfrutar de los cambios en este sector en primera línea…”). Sin embargo, y eso que hace dos años las circunstancias no eran tan desfavorables como ahora, éste es un mundo muy pequeño en nuestro país.

A lo largo de ese tiempo, tampoco conseguía quitarme de la cabeza la posibilidad de emprender. Antes, en Sony Music, a través de un programa interno muy interesante (Amplify) había tenido la oportunidad de poner en marcha un proyecto propio financiado por la compañía.

Éste fue Club Filtr, una plataforma de fidelización basada en un programa de recompensas utilizando la API de Spotify, con la que conseguimos más de 30.000 suscriptores en España, y que estuvo a punto de ser lanzada internacionalmente (con países tan dispares como México y Suiza ya dentro)

Esta experiencia, unida sin duda a mi propio espíritu, me despertaron el interés por intentar poner en marcha algo propio.

Lo que pasa es que es cierto que la idea de emprender en solitario resulta dura.

Por fortuna, en esta travesía coincidí con una persona muy emprendedora con la que había ido coincidiendo en diferentes proyectos ligados al mundo de la música a lo largo de mi carrera profesional.

Él se encontraba por aquel entonces en una situación parecida a la mía (buscando nuevas oportunidades), y durante más de seis meses le estuvimos dando vueltas a una plataforma tecnológica de servicios orientados a artistas.

Para esto, así como para otras vicisitudes a las que me he tenido que enfrentar antes y después, pude contar con el soporte del estupendo servicio de asesoramiento jurídico y fiscal que ponen a nuestra disposición la AEIT y el COIT, y que siempre ha sido de mucha ayuda. La verdad es que es genial poder sentirse arropado por el Colegio en estos asuntos.

El proyecto, del que hubiera sido cofundador, no llegó sin embargo a buen puerto. Mi socio, en el último momento, prefirió centrarse en otros proyectos paralelos en los que él estaba metido por entonces.

Sin embargo, yo ya me había hecho a la idea de emprender, y seguí dándole vueltas a la idea.

Sin duda el acicate del servicio de empleo y orientación profesional de la AEIT y el COIT tuvo también parte de culpa en esto.

Tuve la posibilidad de participar en un proyecto ajeno, pero seguramente por la mala experiencia previa, decidí no unirme finalmente.

Y a lo largo de todo este tiempo no dejaba de pensar que podía emprender en solitario, y que la idea a la que le había ido dando vueltas todo ese tiempo podía tener sentido.

Como he comentado, en un primer momento, en el proyecto conjunto, pensamos en poner en marcha una plataforma de servicios para artistas.

Yo había llegado a esa idea tras más de 15 años trabajando en la industria (musical), y viendo los cambios que se habían ido produciendo en ella (los últimos, eso sí, de una forma muy acelerada)

En la actualidad muchos artistas pueden prescindir de los servicios de una compañía multinacional, y utilizar las redes y plataformas digitales para llegar a su público de forma directa. Hay muchas empresas que solventan las necesidades de distribución digital, pero por lo general son los propios artistas los que deben ocuparse de todo el trabajo necesario para que esa música conecte con el público. Cada vez hay más música disponible, y sin un trabajo de promoción y marketing, ésta no llega a la gente que podría disfrutar de ella. De hecho es impresionante (y aterrador) la cantidad de canciones que no reciben ni una sola reproducción en Spotify (y cada vez son más)

Por eso, y también por mi experiencia durante todos esos años como “cliente”, pensaba que una agencia digital que pudiera resolver todas esas necesidades de forma integrada podía tener sentido.

Además, mi experiencia como “cliente” me permitiría tener muy en cuenta todo eso “que no quieres que te hagan”, para tratar a mis clientes (ahora) de la forma que yo querría (que me tratasen)

Total, que de esta forma puse en marcha en solitario los amigos digitales, la agencia digital especializada en el mundo de la música. Como se indica en su web (www.losamigosdigitales.com), cuento con un buena base de colaboradores (“mis amigos digitales”) con los que he ido trabajando a lo largo de todos estos años para poder ofrecer todos estos servicios de una forma integral y coherente, y con el valor añadido de mi experiencia en el sector.

Muy probablemente me hubiera terminado por lanzar a esta aventura en cualquier caso, pero sin duda el apoyo de la AEIT y el COIT, como he comentado antes, me animaron mucho más.

Dada la situación tan complicada que estamos atravesando, y aunque yo aún estoy al comienzo del camino, no puedo por menos que animar a otros compañeros que estén dándoles vueltas a este tipo de cosas, a que se lancen también.

Por cierto que, y al hilo de esta situación, y como constatación de la importancia que tiene nuestro sector (no sólo en el mundo de la música), escribo estas líneas, y ahora trabajo en la agencia (domiciliada en Madrid) desde las montañas de Sierra de Gata… gracias a la fibra óptica que desde hace poco nos conecta más rápida (y “anchamente”) con el progreso.  A ver si todo esto por lo que estamos pasando trae algo positivo al menos (los cambios, desde luego, van a ser enormes)

Así que, y como cerraba la Tribuna hace algo más de dos años, no puedo por menos que pedir (de nuevo):

Por muchos años más pudiendo disfrutar de los cambios en este sector en primera línea…