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¿Qué está pasando?
Un repaso a la actividad de estos meses en la AEITM
con las noticias más recientes e importantes.
Óscar García del Saz
Ingeniero de Telecomunicación Colegiado. Director de Estrategia y Desarrollo de Negocio
En esta época de drásticos cambios tecnológicos que nos ha tocado vivir, parece evidente que la transformación digital es una de las asignaturas pendientes de muchas empresas y organismos, tanto de ámbito local como internacional, independientemente del segmento de negocio al que pertenezcan (Administraciones Públicas, Retail, Banca, Seguros, Telco y Utilities, etc.,) o de su tamaño. Por nuestro conocimiento, los ingenieros de telecomunicación debemos liderar dicha transformación tanto en el largo plazo (estrategia) como en el corto (táctica), poniéndonos a disposición de las empresas, las Administraciones Públicas y del resto de la sociedad.
¿En qué consiste esa transformación digital?
La respuesta a esta constante pregunta dependerá de cada organización, pero sin duda existen unos ingredientes comunes que han de tenerse en cuenta para contestar a la misma, entre ellos se encuentran:
No todas las organizaciones podrán hacer esa transformación digital por sí mismas, debiendo contar con la ayuda de proveedores o empresas especializadas -que normalmente cuentan con ingenieros de telecomunicación en su estructura- en llevar a buen puerto dicha transformación. Como regla general, debemos atender a la máxima de que la inversión en tecnología no es el objetivo, es simplemente el medio, el habilitador, pero no el fin.
Por otro lado, no hay recetas mágicas para abordar la transformación digital, pero cierto es que para acometerla hay que hacerse primero una serie de preguntas estratégicas que establezcan las condiciones de contorno que vayan a regir en dicho cambio: “¿para qué es necesario ese cambio?”, “¿será un cambio a corto, medio o largo plazo?”, “¿qué influencia tendrá el cambio en la eficiencia y en la cifra de negocio?”, “¿en cuánto se reducirán los costes?”,…
Para que este cambio tenga el efecto deseado en las organizaciones tendrá que plantearse de forma incremental y transversal, debiendo ser liderado por especialistas en la materia y, por supuesto, apoyado tanto por las áreas técnicas como por las directivas. En cuanto a qué áreas es conveniente digitalizar de forma inmediata o en primer lugar, es evidente que dependerá del tipo de organización, de cuáles sean sus clientes objetivo, de cuáles sean los planes de negocio, de expansión, de cuál es la competencia, etc.
En una primera aproximación, se deberá plantear un escenario en el que se transformen ciertas áreas de la organización, las de menos riesgo y, en muchos casos, las de mayores costes fijos. Para ello es necesario contar con empresas tecnológicas especializadas como son las consultoras, las integradoras o las empresas de servicios. Algunos ejemplos de transformación de ciertas áreas, o cesta de la compra óptima, perfectamente contrastados y avalados por el éxito en el mercado, podrían ser:
En un estadio más avanzado de la transformación digital, anteriormente planteada, se podrán abordar nuevos proyectos basados en tecnologías novedosas que añadan un valor significativamente superior a la eficiencia de las organizaciones, comprobando caso por caso, que su incorporación ayuda a expandir y mejorar las cifras de negocio, así como a reducir el coste de las operaciones. Algunos ejemplos son:
Como se ha comentado y a modo de corolario: En relación a la transformación digital, la inversión en tecnología no es un objetivo en sí mismo sino sólo un medio o facilitador. Para cualquier organización es mucho más rentable contar con colaboradores especializados, como son los ingenieros de telecomunicación, que les ayuden a transformarse digitalmente, para adecuar sus modelos de negocio y hacerlos más rentables.